lunes, 21 de marzo de 2011

Mi intervención en Ser Historia

Aquí os paso el enlace donde podréis escuchar el programa Ser Historia, donde fui invitado para hablar sobre la cultura persa: http://www.ivoox.com/sh80-persia-20-3-2011-audios-mp3_rf_579753_1.html

Aclararé algunos puntos de la entrevista que creo que no han quedado claros o que no han sido bien explicados por mí, soy bastante vergonzoso y hay cosas que seguramente las he explicado realmente mal o que por los nervios del momento no indiqué.

Origen del pueblo persa: Como señalo en la entrevista, el pueblo persa no era originario del suroeste del actual Irán, sino inmigrantes, al igual que los medos en el noroeste de Irán, con los que los persas estaban emparentados lingüisticamente. Los persas se asentaron en la actual región del Fārs, a la que denominaron Pārsa (en la entrevista meto la pata y digo Persis, que es la transcripción griega de este término; lo siento, los nervios del momento). Como indico, sus fases y rutas migratorias, su asentamiento, su forma de vida y su etnogénesis son completamente desconocidos por la falta de documentación.

Herederos de la tradición mesopotámica: Los persas conservaron, adaptaron y transmitieron las tradiciones de las civilizaciones anteriores asentadas en dicha región. Cito que adoptaron tradiciones asirias y babilónicas, aunque no doy ningún ejemplo. Por ejemplo, como podréis leer en mi próximo libro, un resumen de mi tesis, el sistema de caminos reales aqueménida se basó fundamentalmente en el mismo sistema desarrollado por los asirios, aunque al contrario que sus antecesores alcanzó una mayor importancia, tanto desde el punto de vista estratégico, administrativo y económico, hasta el punto en que acabó siendo una referencia para los posteriores sistemas viarios que se implantaron en el antiguo solar dominado por los monarcas de la dinastía Aqueménida.

La lengua de la época: El imperio formado por los aqueménidas englobaba a multitud de pueblos, con sus tradiciones y su propia lengua. Esto ha generado la existencia de documentación en diferentes lenguas, lo que dificulta la investigación (persa antiguo, elamita, avéstico, acadio, lidio, licio, arameo, griego, hebreo, egipcio jeroglífico, demótico). Esto llevó a que el arameo se convirtiera en la lengua de la administración; se conocen testimonios en lengua aramea en todos los rincones del imperio, como inscripciones en Asia Menor, papiros en el sur de Egipto, ostraka en Siria-Palestina, inscripciones en morteros en Persépolis y papiros procedentes de un archivo regional en Bactres. A veces aparecen versiones en lengua local junto a los textos arameos oficiales, ilustrando de este modo la complejidad de la práctica administrativa Aqueménida. De todas formas se sabe que a comienzos del imperio el elamita, en conbinación con el arameo, fue utilizado por la administración como así lo atestiguan las tablillas halladas en Susa, Persépolis y Kandahar.

Documentación grecolatina: Esta es la que nos aporta mayor información sobre el Estado Aqueménida. Sin embargo hay que tener claro que si se deja a un lado los historiadores de Alejandro (Arriano, Quinto-Curcio),  las informaciones sobre Irán son escasas, centrándose más bien en las relaciones entre griegos y persas. Además suele sobrestimarse con respecto a su fiabilidad histórica a algunos autores como Platón, Aristóteles, Isócrates o Ctesias, mientras que a otros, como Plutarco, se les subestima. Heródoto, como indico en la entrevista, es el autor de época clásica más importante en relación al imperio Aqueménida, aunque sólo para los inicios del imperio. Otro autor de importancia es Jenofonte, que a pesar de la tendenciosidad y ficción de sus obras, aporta un gran número de observaciones interesantes sobre el Estado Aqueménida.

Sistema de satrapías: Quizás esto no lo explico muy bien en la entrevista, así que lo dejaré más claro aquí ya que es una cuestión bastante compleja. El imperio de los Aqueménidas estaba dividido en una serie de provincias, que los griegos denominaron satrapías, las cuales estaban comandadas por un gobernador o sátrapa. La complejidad que acabo de mencionar radica en que en el ámbito de las estructuras administrativas del Estado Aqueménida existen muchos aspectos oscuros, principalmente porque las inscripciones reales no perciben el imperio como un conjunto de unidades administrativas sino de países o pueblos. 
Del mismo modo las unidades administrativas no son siempre inequívocas y unitarias, principalmente  porque las fronteras de las provincias se trazaban de nuevo una y otra vez, y sólo se pueden determinar con ecactitud en casos excepcionales, por lo que no puede hablarse de uniformidad en las estructuras de gobierno y  de administración provincial, ni en las relaciones entre las autoridades estatales y sus súbditos.
Según las diferentes fuentes de información actuaban de distinta forma al mismo nivel que la satrapía o por debajo de ella, siendo solo comparables por su responsabilidad conjunta ante el monarca Aqueménida o el sátrapa correspondiente, miembros de la casa real, aristócratas persas, dinastas locales (Caria, Licia, Cilicia, Jorasmia) o soberanos de ciudades-estado (Fenicia, Chipre). Así mismo existían pueblos que gozaban de privilegios especiales, como por ejemplo algunas tribus árabes y los pueblos montañeses de los Zagros o de Asia Menor, puesto que eran muy difíciles de controlar, recibiendo regalos del Gran Rey a cambio de garantizar derechos de paso y servicio militar. Es probable que se adoptara un modus vivendi similar con los escitas que fuera provechoso para ambas partes como parece confirmarlo los abundantes restos arqueológicos de origen aqueménida hallados en túmulos escitas en la estepa rusa. 

Tolerancia: Es bien conocida la política de tolerancia que los monarcas aqueménidas establecieron en relación a las costumbres y formas de gobierno de los países sometidos. Durante mucho tiempo se ha visto en esta circunstancia un signo de debilidad que conduciría al trágico final del Estado Aqueménida. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una corriente de pensamiento que afirma que el imperio era fuerte, quizá precisamente por esa heterogeneidad, pues la variedad de las tradiciones y relaciones entre los gobernantes y sus súbditos hizo que los soberanos aqueménidas recurriesen a medios políticos probados o buscasen otros nuevos, que de hecho ayudaron a que el imperio perdurara durante más de 200 años. De hecho, solamente en Egipto, y tan solo durante dos generaciones, la revuelta contra el imperio aqueménido trinfo. Ninguna otra revuelta como la de Paktíes, Temmes o Ciro el Joven puso en peligro la integridad o continuidad del imperio.

Religión: El tema de la tendencia religiosa de los Aqueménidas ha generado multitud de discusiones entre los especialistas. El hecho de que tanto Darío y sus sucesores como el profeta Zoroastro (o Zaratustra) resaltaran la actuación de Ahura-Mazda como el dios supremo de su culto ha provocado que muchos investigadores apuntaran que la religión profesada por los monarcas Aqueménidas era el Zoroastrismo. Sin embargo, no hay acuerdo con respecto a la datación del Avesta, el libro sagrado de los zoroastrianos, que se piensa que fue compilado en el periodo Sasánida (siglo V), aunque el manuscrito más antiguo se remonta a los siglos IX o X de nuestra era. Lo mismo ocurre con relación a la datación de Zoroastro donde tampoco se sabe sobre su lugar de origen, y ni siquiera acerca del carácter y sentido de sus himnos. Es por lo tanto aventurado plantear la cuestión del credo religioso de los Aqueménidas, aunque será un tema que trataré más adelante. En cualquier caso, se puede decir que con su interés por Ahura-Mazda, Darío buscaba un importante apoyo y justificación de sus aspiraciones al poder (conviene recordar que era un usurpador). Si era devoto de esta divinidad, y por ende de la fe zoroástrica en la forma que fuera, solo por consideraciones políticas (como la  intencionada veneración a Marduk de Ciro para ganarse el favor del clero babilónico) o si se sentía interiormente cercano a él, es una pregunta que no puede ser respondida.

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