Durante las excavaciones para la colocación de tuberías en el asentamiento iraní de Jubaji en febrero del año 2007, los trabajadores descubrieron por azar un magnífico tesoro antiguo. El tesoro de joyas y piedras preciosas fue colocado en un ataúd de bronce, donde la mayoría de los objetos están hechos de oro y la fecha propuesta por los especialistas para datarlo es el siglo VII o VI a.C., es decir del periodo perso-elamita (Aqueménida pre-dinástico) o de principios de la época Aqueménida. El pueblo de Jubaji se encuentra cerca de la ciudad de Ram Hormoz, al suroeste de la provincia iraní de Khūzistān, donde se han encontrado los restos de un palacio Aqueménida. Los objetos descubiertos, la mayoría de ellos de estilo Aqueménida, están ricamente decorados, y donde se incluye un anillo de poder, brazaletes, empuñaduras, collares, cadenas, colgantes, medallones, pendientes, botones, cuentas, anillos, broches, una daga o espada ceremonial y varias figurillas de hombres y animales de bronce. Algunas de las joyas están adornadas con ágata, cornalina y otras piedras preciosas. La alta calidad de las piezas, pertenecientes a diversos períodos históricos de Irán, desde los elamitas a los Aqueménidas, demuestra que las joyas eran una herencia familiar. La presencia, entre los objetos, del "anillo de poder", con un estilo claramente Aqueménida, demuestra también que pertenecía a una familia acomodada que ocupó un cargo público. El tesoro pudo ser enterrado por los propios familiares en el siglo IV a.C. para evitar que cayera en manos de Alejandro y de su ejército.
Sin embargo, hasta la fecha, las autoridades de la República islámica de Irán se muestran reacias a revelar el escondite del tesoro y, sobre todo, a mantener al público informado acerca de su seguridad. Inicialmente, la Organización de Patrimonio Cultural, Turismo y Artesanía de Irán (ICHTHO) prometió que el tesoro se mostraría al público en el Edificio Samimi de Ram Hormoz, una mansión del período Qajar que se ha convertido en un museo en los últimos años. El pasado septiembre, el ICHTHO emitió un informe donde comunicaba que los objetos habían sido restaurados, aunque no se mostrarían hasta que las medidas de seguridad del Edificio Samimi fueran instaladas. Para facilitar la exposición, el público, generosamente, invirtió dinero para permitir que un costoso sistema de alta tecnología de seguridad se instalara. Un año después no existe ninguna señal de que los objetos se encuentren en el nuevo museo, e incluso no existe ningún comentario del régimen sobre el paradero del tesoro. Del mismo modo, tampoco se otorga acceso al tesoro a los especialistas para examinar los objetos para así aliviar las preocupaciones existentes acerca de su paradero. Muchos investigadores temen que la razón principal de las excusas del régimen y la reticencia actual se deba a que el tesoro ya no se encuentra en el país, esto es, que ha sido vendido a algún coleccionista internacional, ya sea privado o a algún museo.
En este punto conviene tener en cuenta la relación entre la República Islámica de Irán y el tráfico ilícito de bienes culturales iranios. Desde el año 1979, con el ascenso al poder del régimen teocrático totalitario islámico en Irán, se ha iniciado un programa de iranización del país. El patrimonio iraní pre-islámico fue atacado y los sitios históricos y arqueológicos dañados o destruidos por diversos métodos, sin vergüenza o bajo la apariencia de proyectos de desarrollo. Mientras tanto, los clérigos gobernantes y sus familias, en un estilo mafioso, se han visto involucrados en el tráfico lucrativo ilícito de bienes culturales. Las actividades ilícitas del régimen están orientadas principalmente al periodo pre-islámico de la historia de Irán, donde se incluye el saqueo de sitios arqueológicos y el robo de obras de arte de museos y de objetos etnológicos procedentes de zonas rurales, acontecimientos que se han convertido en frecuentes en el Irán islámico. Estos actos abominables de la República Islámica de Irán no sólo ponen en peligro el patrimonio iranio pre-islámico, sino que también ponen en peligro todo el material y las huellas culturales dejadas por la humanidad.
El tráfico de obras de arte iraní es un delito contra el patrimonio de la humanidad. Las instituciones culturales y la policía, como por ejemplo el ICOM, la UNESCO y la INTERPOL, quienes internacionalmente están en la lucha contra el saqueo de bienes culturales, por desgracia, han cerrado sus ojos a la cuestión de Irán y, como el resto del mundo, han optado por permanecer en silencio y no denunciar el abuso de los derechos humanos en Irán, ya que sus intereses y el comercio con el régimen de los Mulás pueden ponerse en peligro. Una figura prominente en relación al patrimonio cultural iraní que vive en Irán y que pidió no ser identificado para mantener su seguridad, advirtió a los coleccionistas internacionales privados y a los museos que "tratar o comprar patrimonio nacional de Irán, que ha sido objeto de contrabando fuera de Irán en las últimas décadas, no es más que la compra de bienes robados. Es inmoral e ilegal y por ello debe ser detenido”. Y agregó: "tarde o temprano, después de la caída inevitable del régimen despótico de los Mulás en Irán, el futuro gobierno libre y democrático de Irán, como hicieron los israelíes con los criminales nazis, perseguirá a estos vendedores y compradores para recuperar nuestro patrimonio nacional. Estar seguros de que se asegurará que los culpables sean procesados en tribunales internacionales”.
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