lunes, 21 de septiembre de 2015

Los hongos y los líquenes se están comiendo la tumba de Ciro II

Lo que los expertos han advertido y temido en los últimos años, en relación al nivel de humedad sobre Pasargadā tras la construcción de la presa de Sivand, se ha convertido en una amarga realidad, ya que la humedad se ha elevado hasta niveles peligrosos, y los hongos y los líquenes crecen sobre el cuerpo de la tumba de Ciro II. La humedad era desconocida en la zona, aunque ahora es fácil de palpar. Varias personas que han visitado Pasargadā y la tumba de Ciro han informado que la alta humedad es evidente, y que ésta se puede oler a kilómetros. El Centro Meteorológico de la provincia de Fārs ha confirmado también que la zona ha estado sufriendo una sequía durante los últimos seis meses y que durante este período ha llovido en contadas ocasiones. Por lo tanto, esto equivale a prácticamente nada como para tener un impacto sobre la actual condición atmosférica de Pasargadā. 

En el año 2007 se estableció un acuerdo entre el ICHTO y el Ministerio de Energía, por el que si los niveles de humedad se manifestaban y por lo tanto ponían en peligro el patrimonio de la humanidad, la inundación de la presa debía ser detenida inmediatamente, adoptando las medidas necesarias para proteger el sitio antiguo. Como resultado del acuerdo se instaló un pequeño higrómetro en Pasargadā para controlar el nivel de humedad. Desde entonces, sin embargo, no se ha concedido ningún tipo de acceso a los expertos para leer los datos, ni tampoco se ha dado información al público con respecto a la extensión actual y exacta de la humedad en la zona. Además, el régimen islámico, así como los funcionarios del Ministerio de Energía, se han negado a ser entrevistados y a emitir ninguna declaración al respecto. El ICHTO, que está controlado por el gobierno de Teherán, se ha negado a dar una explicación y su administración ha prohibido a sus funcionarios aceptar cualquier tipo de entrevista o dar algún comentario sobre este tema. 

La presa de Sivand entró en funcionamiento el 6 de abril de 2007 por orden del presidente del Estado iraní Mahmud Ahmadinejad, en presencia de un número de clérigos de alto rango y de de una serie de funcionarios de la República Islámica. Para esa fecha el lago artificial en el Valle de Bulaghī había sumergido un pueblo Aqueménida, una gran parte del pardis Aqueménida (Jardín), así como un gran número de pequeños sitios prehistóricos. De acuerdo con los visitantes un gran número de árboles del Valle de Bulaghī, con cientos e incluso algunos con más de mil años de edad, también han sido arrancados de raíz y quemados sin ningún tipo de razón. 

Actualmente, algunas secciones de la tumba de Ciro II se encuentran a la sombra del sol por los hongos y líquenes que crecen en ellas. Los líquenes, cuando crecen en las superficies de las piedras descomponen lentamente sus propiedades estructurales por degradación química, y en última instancia, contribuyen a un lento proceso de disolución de las piedras. La tumba de Ciro, que ha sobrevivido por más de 2500 años, que fue testigo de la nación que la construyó y que sobrevivió a las conquistas de los macedonios, los árabes y los mongoles, se enfrenta ahora a su mayor reto, las contrucciones modernas. 






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