viernes, 8 de julio de 2011

Ingeniería Aqueménida IV. Jardines.

La invención de los qanāts en la antigua Persia le dio a los Aqueménidas más oportunidades, no sólo para mejorar su economía a través del desarrollo de la agricultura, sino también para concentrarse en la creación de jardines. Aunque no es un tema propiamente relacionado con la ingeniería, me parece interesante mencionar la importancia de los jardines, puesto que los Jardines Colgantes de Babilonia, considerados como una de las maravillas del mundo antiguo, se inspiraron en las técnicas iranias de creación de jardines. Sabemos que desde el primer milenio a.C., el jardín fue parte integral de la arquitectura persa, ya sea imperial o autóctona. Además de las referencias históricas escritas (Jenofonte, Econ., IV, 20-25; Arriano, Anab., V, 29.4-5), las evidencias arqueológicas de los jardines Aqueménidas existen en Pasargadā, Persépolis y Susa por ejemplo. En Pasargadā, entre la Residencia (Palacio P) y el Palacio S hay dos pabellones y un amplio conjunto de canales de piedra que, aunque en parte decorativos, presumiblemente sirvieron como canales de riego que permitieron un suministro de agua procedente de la parte nororiental y eventualmente desde una fuente perenne emplazada al este del Tall-i Takht para crear un jardín. El exceso de agua habría fluido hacia el sur, hacia el área de la tumba de Ciro, que se encontraba en un paradeisos emplazado junto a las orillas de un río (Aristóbulo 139 F 51 = Estrabón, XV, 3.7; Arriano, Anab., VI, 29.4). David Stronach afirma específicamente que el área de 150 x 120 metros emplazada enfrente del Palacio P es un jardín de cuatro partes que simboliza las cuatro partes del mundo y es un claro precursor del posterior diseño del jardín persa. Lo cierto es que la existencia de un jardín en ese espacio es bastante mejor propuesta que las demás zonas demarcadas por el plano de Stronach; y que si estas otras áreas contenían áreas cultivables es bastante posible que fueran de un modelo diferente.

A pesar de los hallazgos, y a excepción de la zona central de Pasargadā, las identificaciones de los otros posibles jardines son hipotéticas. Éstas ofrecen por lo menos tres escenarios diferentes: en primer lugar, edificios en una mezcla de jardín formal no cerrado y zonas verdes; en segundo lugar edificios dentro de un jardín cerrado de unas 3,5 hectáreas; y en tercer lugar pequeños jardines rodeados por edificios. De todas formas sabemos que los Aqueménidas tenían un gran interés en la horticultura y la agricultura. Su administración alentó mucho los esfuerzos de las satrapías hacia prácticas innovadoras en agronomía, arboricultura y riego. Numerosas variedades de plantas fueron introducidas en todo el imperio (Jenofonte, Oeconomicus, IV, 8.10-12). Sin embargo, no se establece que el estilo en cuanto a especies era una función primordial de todos los jardines. En términos generales, el aspecto de un jardín, evidentemente, pudo haber variado mucho dependiendo del tipo de árboles plantados. Según Jenofonte (Econ., IV, 20) el paraíso de Ciro el Joven en los alrededores de Sardes fue visitado por el espartano Lisandro, quien embriagado del aroma de las flores y del elegante diseño del jardín, se quedó maravillado de que los hermosos árboles estuvieran “fina y uniformemente plantados” y de la manera en que todo era “exacto y dispuesto en ángulo recto”.

Lo que hizo realmente especial a los jardines durante el periodo Aqueménida fue que por primera vez el jardín se convirtió no sólo en una parte integral de la arquitectura, sino que también fue el foco de la misma. Los jardines, de ahora en adelante, fueron una parte integral de la cultura persa. Las sucesivas generaciones de monarcas europeos y asiáticos y los amantes del jardín copiaron el concepto y diseño de los jardines persas (Jenofonte, Cirop., V, 3.7-13; idem, Econ., IV, 13-14). Los primeros jardines en la meseta iraní, asociados a los Aqueménidas, se encuentran en Pasargadā como ya he indicado, como el parque-residencia real de Ciro II, fundador del imperio persa. Se puede conjeturar que los palacios reales de Pasargadā fueron concebidos y construidos como una serie de palacios y pabellones situados entre jardines de diseño geométrico, en galerías, y tallados minuciosamente y provistos de canales de agua de piedra, situados en un gran parque que contenía variada flora y fauna. Además, todos los edificios tenían pórticos columnados que fueron diseñados para servir a la corte como galerías para ver y disfrutar del jardín. Los residentes reales podían descansar a la sombra dentro de los pabellones y disfrutar de la brisa que portaba la fragancia de las hierbas aromáticas silvestres y de los arbustos herbáceos que se agitaban debajo de las hileras de árboles frutales. Estudios recientes sugieren que este jardín puede haber sido el modelo para el posterior chahârbâgh y hašt behešt.

Además de estas características los jardines también constituyeron una fuente única de placer y de deleite. Los elementos de los jardines fueron asociados con el placer sensorial. No existen dificultades a la hora de imaginar su efecto: el perfume floral, el deleite visual proporcionado por los colores y la presencia de aves y otros animales salvajes, debieron de haber amenizado a la corte real. El registro de material es de poca utilidad a la hora de determinar la gama exacta de las plantas que adornaron estos jardines, aunque los cursos de agua, como en el caso de Pasargadā, permanecen como prueba de su importancia. Sabemos, por las fuentes de época clásica, que, por ejemplo, en los paraísos Aqueménidas se encontraban una gran variedad de árboles frutales como las palmeras datileras (Theofrasto, CV II, 6.7), o el granado (Eliano, VH 1, 33). Además, una tablilla de Persépolis (PFa 33) conserva un inventario de 6.166 árboles frutales (olivos, membrillos, perales, higueras, manzanos, palmeras datileras, moreras, granados, kazla, siELti, kamma) que debían encontrarse en tres paraísos próximos a Persépolis (Appištapdan, Pirdubatti y Tikranuš). El conjunto de las evidencias muestra que los jardines constituyeron una parte importante de la arquitectura monumental Aqueménida.

Reconstrucción del jardín de Pasargada

Plano de un Chaharbagh de época islámica

Plano de Pasargada

Bibliografía específica:
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AMANDRY, P. 1987. “Le système palatial dans la Perse achéménide”, en E. Lévy (ed.), Le système palatial en Orient, en Greece et à Rome (Travaux du Centre de recherche sur le Proche-Orient et la Grèce Antiques 9), pp. 159-172.
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WILBER, D. N. Persian Gardens and Garden Pavilions, Tokio, 1962. 

2 comentarios:

  1. Felicidades por el Blog. No lo he descubierto hasta hoy y me parece una excelente idea hacer una página en castellano sobre esta época histórica. Me ha parecido excelente por lo que he podido ver y desde mi opinión nada experta. Si alguna sugerenciapodría hacerte es en la forma. Es poco legible con esa letra tan chiquita de color amarillo sobre fondo oscuro. Ya se que puedo ampliarla (estoy leyéndola al 150%) pero siempre me parece que cuantas menos manipulaciones se tengan que hacer más invita a quedarse para su lectura.

    A parte de esto repito mis felicitaciones sinceras por el blog

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  2. Joaquín Velázquez Muñoz13 de enero de 2014, 18:50

    Muchas gracias por tu comentario. Tienes razón en lo que comentas. Ya tenía pensado remodelar el blog, pero lamentablemente ahora no tengo mucho tiempo. En cuanto pueda lo mejoraré a fondo.
    Saludos

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