Este canal es frecuentemente mencionado en la literatura moderna, aunque existen pocas discusiones en cuanto a los motivos que llevaron al monarca Aqueménida a realizar semejante empresa. Se puede postular que estos motivos fueron indudablemente económicos, aunque también se puede explicar por el interés que tuvo el Gran Rey por desarrollar el sistema de comunicaciones (el sistema de caminos reales es un ejemplo), o simplemente respondió a motivos estratégicos. El istmo de Suez ya había sido abierto a la navegación durante el Reino Nuevo, desde Heroónpolis (Tell Maskhouta) hasta el Mar Rojo vía el Wadi Tumilat y los lagos Amargos. Según Heródoto, Necao, faraón de la XXVI Dinastía, había reanudado, con un proyecto de mayor amplitud, la reparación del antiguo canal faraónico, aunque no llegó a terminar el proyecto.
Fue Darío quien ordenó terminar y ampliar la colosal obra. El antiguo canal había sido obstruido por la arena, pero en pocos años una soberbia vía acuática de 45 metros de anchura, en la que dos trirremes podían cruzarse o navegar de lado unió los dos mares. Con los conocimientos hidrológicos de la época, los ingenieros de Darío utilizaron herramientas de hierro y bronce, con las que primero excavaron el canal y luego apartaron la arena y levantaron paredes de piedra para facilitar la navegación. Incluso con una ingente mano de obra de canteros y constructores egipcios se tardaron siete años en construir la canalización de más de 210 kilómetros, donde incluso hay investigadores que piensan que algunos tramos del canal, situados entre el Nilo y el Mar Rojo no eran propiamente un canal sino un camino de piedra sobre el que se tenían que arrastrar los barcos hasta llegar a otro tramo de mayor profundidad donde pudieran volver a ponerse a flote.
La inauguración, que tuvo lugar en presencia del propio Darío, fue una ceremonia grandiosa. Tres grandes estelas de granito rosa con inscripciones en egipcio y en los idiomas imperiales (arameo, persa antiguo, elamita y babilonio) fueron erigidas, jalonando el canal en Tell el-Maskhutah, el-Kabrit (Kabret) y Suez, para recordar la grandiosa obra realizada por el rey "del Alto y el Bajo Egipto, el Gran Rey, el rey de reyes, Darío... el hijo de Neith, la imagen de Ra... de quien todo lo que Su Majestad pronuncia existe inmediatamente como todo lo que brota de la boca de Ra". Al mismo tiempo que estas estelas gloriosas quedaban erigidas, la primera escuadra, compuesta de veinticuatro navíos, atravesaba el canal en presencia del rey para transportar a Persia, por vía marítima, los tributos de las provincias occidentales del Imperio. De hecho, la inscripción dice lo siguiente:
“Dice el Rey Darío. Yo soy un persa. Partiendo de Persia, conquisté Egipto. Ordené que se construyera este canal desde el río llamado Nilo, que fluye en Egipto, hacia el mar que empieza en Persia. Cuando el canal había sido construido tal y como ordené, los barcos fueron desde Egipto a través de este canal hasta Persia, como era mi intención”.
En cuanto a las dimensiones y a la longitud del canal, Heródoto es quien menciona que esta construcción tenía la suficiente anchura como para permitir el paso de dos trirremes; en cuanto a la longitud, el historiador griego menciona cuatro días de viaje desde Bubastis a Suez y más de 1.000 estadios desde el Mediterráneo al Mar Rojo. Estrabón indica una anchura de 100 codos, con una profundidad suficiente para una myriophoros naus. Y Plinio menciona una anchura de 100 pies y una profundidad de 40 pies, así como una longitud de 62,5 millas. Como se observa, no existen correspondencias entre la versión de Heródoto y la tradición posterior. En cuanto al valor de las figuras, cuatro días de viaje es ciertamente más largo de lo necesario, especialmente entre Bubastis y Suez, especialmente si se piensa en términos de trirremes. Quizás, la cifra está haciendo referencia al tránsito desde el Mediterráneo hasta Suez, aunque tampoco se puede descartar que los barcos se movieran con cierta prudencia en el espacio restringido del canal. Una anchura suficiente para dos trirremes es probablemente una distancia de 30 metros o 100 píes. La cifra de 45 metros frecuentemente encontrada en la literatura moderna, derivada aparentemente de las medidas realizadas por los franceses durante la expedición de Napoleón a Egipto, estaría haciendo referencia posiblemente a la remodelación realizada por Ptolomeo.
El canal de Suez en época faraónica
Estela de Chalouf, emplazada en el Museo del Louvre
Reconstrucción de la Estela de Chalouf
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Que verguenza da ver como estos ingenieros hace ya más de dosmil quinientos años fueron capaces de hacer en solo 7 años una canal de entre 210 y 247 km según cita la historia y en Colombia se tardaron 20 años en hacer una tunel de 8 kms y casi le, queda grande y eso que en pleno siglo XXI y con toda la tecnología que no había en el 510 A.C.
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