martes, 6 de enero de 2015

La antigua ciudad persa de Istakhr

La antigua ciudad de Istakhr fue una prospera ciudad emplazada a 5 kilómetros al norte de Persépolis, en los márgenes del estrecho valle del río Pulvār, entre el flanco norte del Kūh-e Rahmat y las estribaciones de Naqš-e Rostam, en el punto donde este valle se abre hacia la llanura de Marvdašt. La fecha exacta de la fundación de esta ciudad nos es desconocida. La ocupación humana del lugar se remonta a comienzos del IV milenio a.C., y el sitio estuvo ocupado en la Edad del Bronce, el periodo aqueménida, seléucida y partho. La ciudad aqueménida ganó su importancia no sólo por su estrecha asociación con Persépolis, sino también por comandar el extremo occidental de una antigua ruta caravanera que iba desde el valle del Indo a través de Kandahar y Seistan hasta Persia. La evidencia histórica y arqueológica demuestra la gran importancia que tuvo la ciudad en la época sasánida e islámica y su prominencia como un santuario de fuego dedicado a la diosa Anahita. Se convirtió en la capital temporal de la Persia sasánida durante el reinado de Ardašir I antes de que la capital se trasladara a Ctesifonte, en Mesopotamia. 

Istakhr fue presumiblemente un suburbio de un asentamiento urbano emplazado en torno a las residencias reales aqueménidas, aunque pocos rastros de éste sobreviven en la actualidad. Después de la muerte de Seleuco I (280 a.C.), cuando la provincia de Persia comenzó a reafirmar su independencia, su centro parece haberse desarrollado en Istakhr, mejor protegida que la antigua capital aqueménida por las colinas circundantes, y a horcajadas sobre el “camino de invierno” que iba desde el Fārs a Isfahán a través Pasargadā y Ābāda. Su nombre en pahlavi stxl, se cree que significa “fuerte (fortaleza)”, fue presumiblemente trasladado para el nuevo sitio desde la plataforma de Persépolis según E. Herzfeld, ya que en antiguo persa era *Parsa-staxra “la fortaleza de Pārsa”. Él interpreta ciertos caracteres arameos, PR BR, que aparecen en las monedas de la Fratadara, como una abreviatura del arameo prs’byrt’ “la Fortaleza de Pārsa”. Este podría ser el equivalente arameo de una anterior palabra en antiguo persa, pudiendo significar Istakhr Casa de la Acuñación. 

El núcleo de la ciudad posterior estaba situado en el lado sur y al este del río Pulvār. Se han hallado restos de mampostería y columnas en el punto donde la carretera entre Isfahán y Persépolis redondea el final de la Kūh-e Rahmat y entra en el valle del Pulvār que se han interpretado como la representación de una puerta aqueménida que se encargaba de controlar a los viajeros en esta ruta. En el montículo oriental de la ciudad destaca un recinto de adobe del siglo XIX conocido como Takt-e Tāwūs, donde se observan una serie de columnas aqueménidas reutilizadas en una mezquita medieval. Las excavaciones realizadas por Erich Schmidt en 1932 y 1934 incluyeron varios sondeos en esta área, y también cerca del centro y hacia el borde occidental de la zona urbana, aunque no lograron localizar depósitos aqueménidas. Sin duda, la ciudad floreció entre el 265 a.C. y el 200 d.C., bajo los reyes de Persia, cuyo capital se cree que estuvo aquí; a partir del año 208 d.C., bajo los reyes sasánidas, era la ciudad principal y el centro religioso de la provincia, aunque no era normalmente una residencia real. En estrecha relación con Istakhr se encontraba el recinto religioso de Naqš-e Rostam, al otro lado del valle. Este era el lugar donde se encontraban algunas de las tumbas reales aqueménidas, las importantes esculturas en la roca sasánidas y las instalaciones funerarias conocidas con el nombre de dakmas

Istakhr sufrió grandes daños en el ataque árabe del año 644 y en el saquéo del año 650. Cuando Šīrāz fue fundada en el año 684 a.C., Istakhr fue finalmente reemplazada como capital de la provincia de Fārs. La ciudad de época islámica estaba rodeada por murallas con torres redondeadas. El geógrafo Istakhri escribió en el siglo X que sus casas estaban construidas con barro, piedra o yeso, en función de la riqueza de sus propietarios. El antiguo pozo destinado a la basura en Istakhr ha demostrado ser una fuente muy valiosa en lo que a hallazgos se refiere. Todo el sitio está perforado por una serie de residuos, alcantarillado y agujeros de almacenamiento. Los agujeros están frecuentemente cerrados por capas de ladrillo o piedra, y por lo tanto se conservan en ellos una mezcla aproximadamente contemporánea de cerámicas rotas y desechadas, adornos personales, objetos de piedra y bronce, y una gran cantidad de monedas. 

Entre los tipos cerámicos encontrados en el estrato islámico, objetos moldeados se hallan con mucha frecuencia. Hay vasos de color verde claro que no sólo eran de muy alta calidad, sino que también manifiestan un método único en la fabricación de cerámica. Las mitades superior e inferior, con sus decoraciones esculpidas, siempre se moldeaban por separado; las dos mitades, a menudo mostraban el mismo patrón, para a continuación unirse entre sí. También de la época islámica, aunque menos frecuentes, son las jarras con diseños florales en rojo, amarillo y negro. Por desgracia, las excavaciones del sitio han sacado a la luz solamente unos pocos de los famosos y muy raros vasos de reflejo metálico, con su brillo metálico sobre un cuerpo dorado-amarillento. Existe una gran controversia acerca de esta cerámica, sobre si se había fabricado en Irán o fue importada desde Mesopotamia. 

Entre otros hallazgos destacan una serie de figurillas de barro que representan animales. Había también objetos de piedra y bronce, tales como lámparas, vasos pequeños, y una serie de utensilios de la vida cotidiana. También se encontraron objetos de vidrio iridiscente y adornos personales que van desde la arcilla al oro. Las numerosas monedas de cobre, plata y oro encontradas en el lugar indican la importancia y la prosperidad de Istakhr como capital de la provincia y como ciudad de acuñación. De las 1.050 monedas encontradas, 900 eran islámicas (de los siglos VI al IX); el resto eran monedas sasánidas (de los siglos III al V). 

Vista áerea del montículo de Istakhr

Cerámica de época islámica con adornos florales

Figurillas de animales de época islámica

Monedas de plata de época sasánida

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