jueves, 16 de febrero de 2012

Dos valiosos objetos fueron robados en el Museo de Montreal

El robo se produjo a finales de octubre del año pasado, aunque los detalles no se han revelado al público como consecuencia de una investigación en curso dirigida por el Sûreté du Québec y el AXA Art, una de las mayores aseguradoras del mundo en relación con las obras de arte. Esta semana se han hecho públicas, como ha comunicado el museo, imágenes de vídeo que muestran al principal sospechoso. Una de las piezas robadas es una cabeza de mármol romana, fechada en el siglo I de nuestra era. La segunda es un bajorrelieve persa de la cabeza de un guardia, datado en el siglo V a.C. Este fragmento, realizado con piedra arenisca, se cifra en un valor de cientos de miles de dólares. 

Ambas piezas son de pequeñas dimensiones, alrededor de 20 x 21 centímetros, y eran parte de la colección permanente de esta institución desde hace décadas. Éstas fueron robadas durante las horas de visita. Una extensa revisión de las imágenes de vídeo y entrevistas con el personal del museo han conducido al principal sospechoso, un hombre, de entre 5 y 7 píes de altura, que vestía unos vaqueros, zapatillas deportivas, una chaqueta negra y una oscura gorra de beisbol. Mark Dalrymple, un especialista en la recuperación de obras de arte robadas, está trabajando en nombre de AXA Art con el museo y la Sûreté du Québec. Dalrymple ha investigado una serie de casos por todo el mundo y ha tenido éxito en la recuperación, entre otras, de una pintura de Leonardo da Vinci robada en Gran Bretaña y de dos cuadros de John Turnes sustraidos de un museo alemán. Fue contactado en noviembre por el Museo de Bellas Artes de Montreal y se desplazó hasta dicha ciudad para evaluar el caso.


"El museo está terriblemente decepcionado con lo ocurrido pues ofrecen un sistema de seguridad de bajo nivel para que los visitantes puedan ver estas piezas de cerca", indicó Dalrymple. "Más allá del valor económico de estas piezas, existe una gran pérdida para el pueblo de Quebec. Al museo le gustaría mucho ver a estas antigüedades volver". Una suculenta recompensa ha sido ofrecida para la devolución de las dos piezas, a pesar de que no se ha especificado la cantidad: "Está en consonancia con el valor de los artículos", indicó Dalrymple desde Londres. Además, añadió: "Ahora tenemos una imagen clara de un sospechoso, obtenida por el sistema de cámaras de seguridad del museo. Puedo decir con seguridad que la persona es de origen local. Es canadiense y quebequense, probablemente. Ahora estamos apelando a la opinión pública y al mundo, para que nos ayuden". Un premio adicional de 10.000 $ se está ofreciendo a cualquiera que pueda identificar al sospechoso. "Invitamos a cualquier persona con información a ponerse en contacto con la Sûreté du Québec". 

El robo en la institución de Montreal tiene paralelismos con el acontecido en el año 2004 en una de las instituciones de arte más importantes de Ontario, cuando los ladrones robaron una serie de estatuillas de marfil durante las horas de visita de la Galería de Arte de Ontario. Dalrymple voló a Toronto para ayudar con este caso y facilitar su retorno a la galería. En ambos robos, los objetos pequeños fueron sacados de una exposición y sacados a pesar de los sistemas de seguridad. En ambos casos, hubo una imagen de vídeo de los sospechosos, y se ofreció una recompensa para el regreso de la técnica. 

Quebec es la única provincia de Canadá que tiene una unidad especializada en investigar robos de obras de arte, que opera bajo la Sûreté du Québec. Sus casos demuestran que el negocio del arte robado es una industria próspera, con un valor de al menos 20 millones de dólares al año en la provincia. Las antigüedades robadas tienen una alta demanda en el mercado global, siendo fácil su transporte a través de líneas internacionales, por ejemplo, Nueva York o Londres. También son piezas insustituibles, por lo que Dalrymple comentó: "Estos casos no son sólo escribir un cheque. Una compañía de seguros puede hacer eso, por supuesto. Pero aquí se trata de ayudar a recuperar los objetos robados al museo. Este es un museo gratuito, abierto al público, quienes pueden venir a ver estos objetos. Estamos tratando con delincuentes que han privado al público de esa experiencia, y queremos hacer el esfuerzo de recuperarlas. No vamos a hacer esto por un Rolls-Royce, estamos buscando objetos que son patrimonio histórico. La cuestión aquí es que nosotros, AXA, y el Museo de Bellas Artes queremos recuperar estas piezas. Tenemos la esperanza de que una vez que las fotografías de estos objetos robados sean hechas públicas, no importa en que parte del mundo estén estas piezas, nadie las puede vender".

Dalrymple envió un mensaje a quien pueda estar en posesión de estas antigüedades robadas: "Sólo debe devolverlas ahora para acabar con ésto de una vez. No seras capaz de vender estos artículos. Ni ahora ni en cinco años, ni en cualquier parte del mundo".
 
 
 

El desaparecido ejército Aqueménida de Cambises encontrado en el desierto

Los restos de un poderoso ejército Aqueménida, del que se dijo que se ahogó en las arenas del desierto occidental de Egipto hace 2.500 años, podrían haber sido finalmente localizados, dando respuesta a uno de los mayores misterios de la arqueología, según han afirmado investigadores italianos. Armas de bronce, un brazalete de plata, un pendiente y cientos de huesos humanos han sido encontrados en el vasto desierto del Sahara, lo que ha aumentado la esperanza de encontrar finalmente al ejército perdido del monarca Aqueménida Cambises II. Según Heródoto, los 50.000 soldados que componían el ejército fueron enterrados por una impresionante tormenta de arena en el año 525 a.C. "Hemos encontrado la primera evidencia arqueológica de un acontecimiento narrado por el historiador griego Herodoto", dijo Darío del Bufalo, un miembro de la expedición de la Universidad de Lecce, a Discovery News. Según Heródoto (484-425 a.C.), Cambises, el hijo de Ciro II, envió 50.000 soldados desde Tebas para atacar el oasis de Siwa y destruir así el oráculo del templo de Amón después de que los sacerdotes de dicho templo se negaran a legitimar la conquista Aqueménida de Egipto.

Después de caminar durante siete días en el desierto, el ejército llegó a un "oasis", que los historiadores creen que fue el de El-Kharga. Cuando se marcharon, nunca más volvieron a ser vistos. Según Heródoto, "el viento se levantó desde el sur, fuerte y mortal, trayendo consigo vastas columnas de arena, que dando vueltas cubrieron totalmente a las tropas y las hizo desaparecer por completo”. Un siglo después de que Heródoto escribiera su relato, Alejandro, en el 332 a.C. hizo su propia peregrinación al oráculo de Amón, obteniendo la confirmación del oráculo de que él era el hijo divino de Zeus, el dios griego equivalente a Amón. La historia del ejército de Cambises se perdió, se desvaneció en la antigüedad. Como no se encontró ningún rastro de los desafortunados guerreros, los investigadores comenzaron a rechazar la historia, alegando que era una narración fantástica. Ahora, dos arqueólogos italianos afirman haber encontrado pruebas evidentes de que el ejército Aqueménida fue tragado por una tormenta de arena.

Los hermanos gemelos Angelo y Alfredo Castiglioni ya son famosos por su descubrimiento, hace 20 años, de la antigua ciudad egipcia de Berenike Panchrysos, la "ciudad de oro". Presentado recientemente en el festival de cine arqueológico de Rovereto, el descubrimiento es el resultado de 13 años de expediciones de investigación y de cinco expediciones en el desierto. "Todo comenzó en 1996, durante una expedición que tuvo como objetivo investigar la presencia de meteoritos de hierro cerca de Bahrin, un pequeño oasis no muy lejos de Siwa", indicó Alfredo Castiglioni, director de la Eastern Desert Research Center (CeRDO) en Varese, a Discovery News. Mientras trabajaban en la zona, los investigadores notaron la presencia de una olla a medio enterrar, y algunos restos humanos. Entonces, parecía que los dos hermanos habían descubierto algo realmente interesante, lo que podría haber sido un refugio natural. Se trataba de una roca de unos 35 metros de largo, de 1,8 metros de altura y de 3 metros de profundidad. Tales formaciones naturales se encuentran en el desierto, pero esta roca grande era el único refugio en una zona bastante amplia. "Su tamaño y su forma lo convirtió en el refugio perfecto ante una tormenta de arena", dijo Castiglioni.

Allí mismo, un detector de metales del geólogo egipcio Aly Barakat, de la Universidad de El Cairo, detectó reliquias militares: un puñal de bronce y varias puntas de flecha. "Estamos hablando de cosas pequeñas, aunque son extremadamente importantes, ya que son objetos Aqueménidas en primer lugar, y por lo tanto datan de la época de Cambises, que han surgido de las arenas del desierto en una zona tranquila, cerca de Siwa", dijo Castiglioni. Aproximadamente a un cuarto de milla desde el refugio natural, el equipo de Castiglioni encontró un brazalete de plata, un pendiente y unas pocas esferas que eran probablemente parte de un collar. "Un análisis del pendiente, a partir de fotografías, indica que, ciertamente, la datación más probable del objeto es el período Aqueménida. Tanto el pendiente y las esferas parecen estar hechas de plata. En efecto, un pendiente muy similar, que data del siglo V a.C., se ha encontrado en una excavación en Turquía", indicó Andrea Cagnetti, un destacado experto en joyería antigua, a Discovery News.

En los años siguientes, los hermanos Castiglioni estudiaron mapas antiguos y llegaron a la conclusión de que el ejército de Cambises no tomó la ruta caravanera que iba a través del Oasis Dakhla y del Oasis de Farafra. "Desde el siglo XIX, muchos arqueólogos y exploradores han buscado el perdido ejército persa a lo largo de esa ruta. No encontraron nada. Nosotros formulamos la hipótesis de un itinerario diferente, que venía desde el sur. De hecho, hemos encontrado que esta ruta ya estaba en vigor durante la XVIII dinastía", indicó Castiglioni. De este modo, el ejército, desde el Oasis de El-Kargha, tomó una ruta occidental hasta Gilf El Kebir, pasando por el Wadi Abd el Melik, para luego dirigirse hacia el norte hasta Siwa. "Esta ruta tenía la ventaja de tomar desprevenido al enemigo. Por otra parte, el ejército podría marchar sin ser molestado. Por el contrario, la otra ruta estaba controlada por los egipcios, por lo que el ejército habría tenido que luchar en cada oasis", comentó Castiglioni. Para probar su hipótesis, los hermanos Castiglioni realizaron estudios geológicos a lo largo de esta ruta alternativa. Encontraron fuentes de agua desecadas y pozos artificiales con cientos de vasijas de agua enterradas en la arena. Estas fuentes de agua pudieron haber hecho una marcha por el desierto posible. "La termoluminiscencia ha datado la cerámica en torno al año 500 a.C., lo que puede estar en consonancia con la época de Cambises", indicó Castiglioni.

En su última expedición, en el año 2002, los hermanos Castiglioni regresaron al lugar de su descubrimiento inicial. Allí mismo, a unos 100 kilómetros al sur de Siwa, los mapas antiguos habían situado erróneamente el templo de Amón. Los soldados creyeron que habían llegado a su destino, pero en cambio se encontraron con el khamsin, el caluroso, fuerte e impredecible viento suroriental que sopla desde el desierto del Sahara sobre Egipto. "Algunos soldados se refugiaron en ese refugio natural, mientras que otros se dispersaron en varias direcciones. Algunos podrían haber llegado al lago de Sitra, y por lo tanto sobrevivir", dijo Castiglioni.

Al final de su expedición, el equipo decidió investigar las historias de los beduinos sobre miles de huesos blancos que por la acción del viento habían surgido desde hacía varias décadas en una zona cercana. De hecho, encontraron una fosa común con cientos de huesos y cráneos calcinados. "Nos enteramos que los restos habían sido expuestos por los ladrones de tumbas, y que una hermosa espada que fue encontrada entre los huesos fue vendida a unos turistas estadounidenses", indicó Castiglioni. Entre los huesos, una serie de puntas de flecha Aqueménidas y un bocado de caballo, idéntico al que aparece en una pintura de un caballo persa antiguo, han sido encontrados. "En el desolado y yermo desierto, hemos encontrado la ubicación más precisa donde se produjo la tragedia", indicó del Búfalo.

El equipo comunicó su hallazgo al Instituto Geológico y Minero de Egipto, y entregó los objetos recuperados a las autoridades egipcias. "Nunca hemos recibido respuesta. Estoy seguro de que el ejército perdido está enterrado en algún lugar del área que estudiamos, tal vez a menos de cinco metros de la superficie". Mosalam Shaltout, profesor de física solar en el Instituto Nacional de Investigación de Astronomía y Geofísica, Helwan, El Cairo, considera que es muy probable que el ejército tomara una ruta alternativa para llegar a Siwa. "Creo que el fracaso de la expedición dependió de su mala planificación en cuanto al suministro de agua y comida durante la larga ruta por el desierto y, sobre todo, por la aparición de una erupción de vientos Kamassen", comentó a Discovery News Shaltout. Piero Pruneti, editor de Archeologia Viva, una revista arqueológica italiana, está también impresionado con el trabajo del equipo. "A juzgar por sus documentales, los Castiglioni han hecho un descubrimiento muy prometedor. De hecho, sus expediciones se basan en un estudio cuidadoso del paisaje... Una exploración en profundidad de la zona es, sin duda, necesaria".